Y entonces, en ese mirar cansado…de los tiempos rotos…me acordé de aquellos veranos encendidos en tus labios, y nunca comprendí ni a ratos…cómo fue que nos olvidamos de todas las cosas que prometimos apurados por encontrarnos
viernes, 28 de enero de 2011
Una historia que contar...
ENTRE DISTRACTORES
A veces la melancolía tiene ese olor a historia o quizás un poco también de la tristeza ajena y de esa que se acumuló en las manos, en las sienes y en las canas, en especial de los ancianos blancos que nos miran poco…
Y me senté en el balcón de la noche, a contemplar desde la luna (un pedazo de vida)… que se movía por las calles empedradas, donde fuiste dejando tus pasos apretados, por las aceras grises donde tantas veces, pisaste fuerte…que se hundió la tierra.
Y entonces, en ese mirar cansado…de los tiempos rotos…me acordé de aquellos veranos encendidos en tus labios, y nunca comprendí ni a ratos…cómo fue que nos olvidamos de todas las cosas que prometimos apurados por encontrarnos
Y entonces, en ese mirar cansado…de los tiempos rotos…me acordé de aquellos veranos encendidos en tus labios, y nunca comprendí ni a ratos…cómo fue que nos olvidamos de todas las cosas que prometimos apurados por encontrarnos
Y entonces, exhalo un suspiro leve…(y de nuevo me concentro) porque según recuerdo…estaba mirando al mundo…que parpadeaba debajo de mis ojos negros…chispeantes y callados, como queriendo que nadie percibiera mi presencia absorta en sus pilares. Y entonces contemplo a ese perro callejero que le ladra a los extraños (como a todos los demás que transitan sin razón por esas calles) y que llevan en las manos (un recado) o tal vez un monedero que tomaron de la bolsa de su madre y olvidaron devolverlo.
Después de todo, hay cosas sin sentido…como estas…que atrapan nuestras ansias locas de mirar al mundo en un suspiro, y narrarlo entre los trozos de palabras, teñidas con letras negras sobre todas esas líneas blancas a la espera de quimeras…y sigo mirando, cada vez más atenta…al infinito…entonces…me encuentro con tus ojos (profundamente bellos) y de nuevo me distraigo con tu rostro tibio…de perfil perfecto contemplando el firmamento de mi cuerpo.
Y vuelvo a recordarte vida…de cómo fue que nos quisimos, pero al final … perdimos la batalla contra el tiempo…sin poder sobrevivir a los lamentos de las horas y los pasos que fuimos dejando como lápidas de mármol no tallado…y de pronto, la bocina apresurada de un auto (me acapara) y vuelvo a ver las vitrinas que en las calles parecen ajustadas o un poco desordenadas por la gente que viene y va (como sin rumbo) y se dirige sin retorno hacia los sueños y el olvido...
Entonces… antes de cerrar la ventana al mundo y correr los cortinajes viejos de mi alcoba mustia, le doy un vistazo a tu retrato (que todavía cuelga como un sueño) sobre las paredes agrietadas del pasado…donde nos quisimos tanto!
Eileen
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