
Después de abrir mis manos…
de entre mis dedos se escaparon los jilgueros
que tenía anidándome en los labios…
Por tus besos (y los míos) preñados de silencios
desde aquel lejano otoño que en tus brazos
-pudimos deshojar las margaritas-
Aquellas que brotaban de mi vida (entre caricias)
y fueron a caer en las cascadas de tu cuerpo…
como un tibio manantial de amanecer!
Eileen

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