
Y cuánto más vale
una luciérnaga encendida…
en las noches donde guardo tus caricias
en ese cofre emperlado de mis labios…
O aquel viejo reflejo en el espejo
de aquella habitación cerrada…
donde tanto cabalgamos en invierno
como lluvia vespertina y agitada
Cuantas veces despertaron mis recuerdos
acunados en tus manos y en mi senos…
mientras brotan mis pezones como nardos
sobre todos los jardines de tu cuerpo
Vida mía…sinfonía de mis cuerdas…
como notas entonadas a tu encuentro,
y ante el mágico candor de tus miradas
yo desprendo las estrellas de los cielos!
Eileen

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