CERROJOS

Y al cerrar la puerta, dejamos afuera demasiadas cosas

como el grito de la noche en la nevada más blanca,

o el paso con su huella fija en un pasado incierto

y dejamos la caricia que se cayó de nuestras manos...

al asomar por la ventana aquella tarde apresurada

y hasta colgamos en el portal externo, aquellos sueños,

que se perdieron mientras soplaba el viento…

Dejamos demasiadas horas arrimadas en la esquina

…y un trozo de vida en aquel diario mal escrito…

con sus hojas arrugadas y un candado abierto,

y también dejamos la mañana que brillaba hermosa

bajo el cortinaje de las penas que no pasaron nunca

...porque a diario resistimos superarnos

Y qué decir del canto del jilguero…

ese que dejamos junto al fuego de la hoguera

después de acumular los leños en el alma…

y de mudar la historia de tus ojos tantas veces

que terminamos por llorar silencios,

abrazados a las sombras de la cama…

Ay cómo fue que pudimos cerrar la puerta

…con la vida entera quedándose afuera…

y no volver tras los pasos callados (que en el silencio) 
se aferraron a los pies descalzos,

y los ignoramos por pasar de prisa

al pisotear los pastos

Y después de comprender de golpe,

que arrancamos con las manos rotas los otoños claros

y convertimos la nevada blanca del color del bronce,

…y los caminos llanos en hojarascas secas…

como el viejo calendario, en un papel sin tiempo,

nos miramos a los ojos tristes…y callamos…

Eileen